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Teresa & Noelia | Panticosa, 2015 |
Queridos lectores:
En los últimos escritos hablo de experiencias como terapeuta y persona. Es en el último donde hablé de lo que implica saber poner una "copita de poesia a la vida". Quiero compartir con todos vosotros una experiencia muy reciente, llena de magia, emotividad, espiritualidad y sentido, tremendamente enriquecedora. Toda una copita de poesia que ha hecho que toque el cielo.
Del 28 de julio al 2 de agosto he acompañado a mi hija a Panticosa, pirineo Aragones. Mi hija mayor realizaba allí una master class nada menos que con la gran Teresa Berganza.
Acompañé a mi hija por doble motivo:
- Para ella era un sueño hecho realidad. No se creía que habia sido seleccionada, no podía imaginar que iba conocer a su mayor mito. Ella, que es una muchacha solvente y con grandes recursos, se encontraba baja físicamente y la emoción de encontrarse con Teresa la tenía desbordada.
- Yo también necesitaba descansar y desconectar y què mejor que retirarme unos días a este paraje bello y sereno donde tenía un hermoso Spa con aguas termales que no me iban a venir mal. De esta manera mataba dos pájaros de un tiro: apoyaba a mi hija y descansaba. Y, por supuesto, yo también soñaba con el encuentro con Teresa.
El sitio es ideal. Muy recomendable a quien no lo conozca. En pleno contacto con la naturaleza, entre montes que tocan el cielo. Pero lo que realmente hizo que tocaramos el cielo fue el festival Panticosa: "tocando el cielo". Una semana de múltiples actividades musicales. Jóvenes con sus instrumentos, grandes profesionales del mundo actuando. Y, la gran Teresa, impartiendo cuatro horas diarias de clases ininterrumpidas, volcada, entregada a sus ocho alumnos y alumnas. Seis chicas y dos chicos. Impactaba su entrega, su vitalidad, su energía. A sus 82 años es una mujer bellísima!. Su interior está en consonancia con su exterior: derrocha energía, sabiduría, entrega y generosidad. Pero, lo que la eleva a la categoria de "gran diva", es su sencillez y su humanidad. Su gran carrera profesional, cargada de grandes experiencias de vida y en contacto con el mundo entero la han hecho así: sencilla, cercana, amorosa, amante de la vida, donada y entregada.
Mi hija estaba en éxtasis. Y, sigue en éxtasis. Y yo agradezco a Teresa que a estos jóvenes que empiezan en esta profesión, cargada de disciplina y trabajo, sea un referente como persona que vive desde abajo. En su día dijo: "cantar es un acto de amor" y eso es Teresa y porque ha amado y ama es por lo que creo que ha cantado tan sumamente bien. Su musicalidad es única. Teresa no estaba sóla. Le acompañaba su familia. Y ahí se reflejaba también lo que es Teresa. Su familia tiene y trasmite los mismos valores que Teresa. Su hija Cecilia Berganza, gran soprano, abrió con una hermosa gala la semana y su sencillez y humanidad es algo que al parecer lleva en su genética o, mejor dicho, en el habitat en el que se ha cultivado y desarrollado.
Me he pasado la vida intentando hallar el potencial de la persona y contribuyendo a la realización del mismo. Siempre me ha preocupado la vida truncada, lo que uno puede llegar a ser desde lo que en verdad es y tiene. La felicidad anda por ahí. Lo que jamás creí que una de mis hijas me dijera un día: deseo cantar. Hoy canta y es feliz y sabe muy bien de las dificultades y dureza de su profesión pero desea cantar porque - como dice Teresa - "cantar es un acto de amor".
Gracias Teresa.