sábado, 4 de julio de 2015

Copita de poesia

Ziga Baztan (Nafarroa/Navarra) | mayo, 2015
Quedamos que describiría y explicaría en qué consiste, a mi modo de ver, "saber poner la copita de poesia a la vida". Eso que llamamos realidad, es necesario. Los psicólogos nos pasamos la vida intentando ajustar a la persona a la realidad, siempre en constante demanda de que presten atención a la realidad y que la sepan leer, que eviten distorsionarla y, mucho menos, salirse de ella.

Sin embargo existen muchas personalidades para las que la realidad les resulta carente de sentido, aburrida. En definitiva, algo que ofrece poco. A estas personas me cuesta mucho esfuerzo ayudarles a que vivan desde la realidad todo ese potencial peculiar de ser. Y, es que estoy de acuerdo con el pensamiento de que la realidad, por necesaria que sea, es aburrida, no gusta y realmente ofrece poco.

Y es que no se puede vivir bajo la constante protesta e insatisfacción de la realidad. Pero sí se debe ser consciente de lo pobre que es y de lo fácil que es dejarse llevar por "la masa" que arrastra y anula.
Un cierto porcentaje de crítica y reflexión es necesaria para mantenernos, en la medida de lo posible, libres y autodeterminativos. Porque ¿realmente, a quién gusta la realidad?, ¿quién la acepta tal y como es?. Perdónenme ustedes pero en esta cuestión no entran los mediocres y los tontos. A estos les da igual: "donde va la gente va Vicente".

En una ocasión un joven, adentrado en la carrera, acudió a mi consulta. Recuerdo con gran cariño cuando, en su honesta expresión de lo que sentía y le ocurría, me expresaba lo mucho que le gustaría saber lo que habría en esas mentes que tanta filosofía de vida habían transmitido como eran Platón, Aristóteles, Socrates, etc... Su expresión era: ¿Cómo serían esas mentes, qué habría en ellas?.

Alguien puede creer que pensando así uno acaba loco. O otros puedan pensar que lo único que hace es encubrir otras necesidades y sale por peteneras. Pues no, señor. Ni ha acabado loco, ni por peteneras. Hoy es un hombre inteligente, feliz y aportando grandes alternativas de vida. Un hombre profundo. Y sobre todo, un hombre sencillo y humilde, pero gran intelectual. A personalidades de este tipo la realidad se les queda corta. Así es como yo empezé a hablar de la copita de poesía. De saber poner esa copita a la vida. No tengo una receta concreta. Cada uno tendrá que saber encontrar su copita de poesía. Pero hablo de ella así:

La copita de poesía consiste en poner ese punto a las cosas que las hagan menos amargas, más fáciles y llevaderas, lo que da sentido al aburrimiento y que nos ilumina y nos hace sonreir.

Podriamos pensar en el buen humor. O, de ese espacio reservado para mi descanso personal donde me permito perder - que es ganar - tiempo. O de esa realización de pequeñas cosas que dan motivo de vida. Pasear contemplativamente, leer ese libro que siempre tengo pendiente. Premiarme con una buena comida en reunión con los que quiero y me apetece. Atreverme a soñar lo imposible. Comprarme un pequeño capricho. Potenciar una afición. Atreverme a ser plenamente yo mismo. Reirme de mis errores o debilidades consciente de ellas. Permitirme pequeñas manías. Gozar de mi ser libre.

Existen tantas copitas de poesia como personas hay. Sólo tenemos que descubrir y realizar la propia. Descubriremos que se vive mucho mejor y que ayuda a aceptar la realidad tal y como es pero no a dejarte enganchar por ella sino que la enriqueceremos y ampliaremos.