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Santuario de Arantzazu, vidrieras/abril,2013 |
Un año más nos encontramos en Navidad. Hay mucha gente - cada vez más - que odia estas fechas. Otros, aprovechan para pasar unas vacaciones huyendo de la Navidad. Muchos otros siguen la tradición: fiestas para reunirse con la familia, comprar lotería y esperar que toque con ilusión, consumir mucho más, hacer regalos, comer mucho y, a ser, posible bueno, ...eso es la tradición.
Cierto que el ambiente navideño invita a estar contentos, alegres y felices. Es algo entrañable y deseamos el bien a todo el mundo. Estamos más contentos. La ciudad se viste de luz y color. Pero, la Navidad, precisamente por ser fiestas emotivas y entrañables, despierta también el recuerdo, el dolor de la pérdida; aviva las penas y las frustraciones.
¿Cómo celebrar la Navidad si no hay para comer diariamente?, ¿cómo celebrar la Navidad cuando me faltan personas que amaba mucho?, ... Las personas que están en momentos díficiles de su vida no desean la Navidad. Es por lo que yo en estas fechas trabajo más. Hay quien me pide sesión el mismo día de nochebuena porque dicen que así aguantan mejor.
El otro día subía en el ascensor con un vecino - que, por cierto, es una persona muy agradable - mientras él subía algunas sillas al trastero. Y, le hago un comentario: "...qué, ¿preparando los encuentros famiares?" y me responde: "si". A continuación me dice: "ya sabes lo que nos decimos entre los compañeros en el trabajo: ¿qué tal, ...has estado en Navidad o en familia?". Ésta, es la broma que se gastan.
Es verdad, la tradición dice que la familia debe reunirse y, muchas veces, sólo es para reñir y discutir. En la segunda copa de cava ya empiezan los reproches, se abre la caja de pandora y se saca todo lo reprimido. Sí, es triste que por mera tradición, convirtamos estas fechas en sufrimiento y en desencuentro. En más de una ocasión he recomendado a pacientes que no se junten, que se llamen por teléfono y se deseen lo mejor. Sí, esto es así.
Otra cosa sería si nos tomasemos la Navidad en serio. Esto significaría que no se celebra porque hay una tradición sino porque realmente vivimos todo lo que implica la Navidad: momento del año en el que hacemos una apuesta sincera de verdad y de buenos deseos. En definitiva captamos el mensaje Navideño para ajustar dimensiones de nuestra persona que se han quedado ocultas, perdidas, o desviadas.
Las navidades tienen un contenido totalmente religioso. El creyente siente y vive el nacimiento de Dios, ese Dios que quiso hacerse hombre y mostrarse,... rebajándose. Ese Dios que quiso nacer y morir al igual que toda Persona. ¿Somos conscientes de lo que es esto?, ¿somos conscientes de que esto es de locos, porque... es locura de amor?. Sí, la Navidad tomada en serio es experimentar que Dios amó de tal manera que sólo puede llamarse: locura de amor.
¿Puede uno creerse esto?. Desde la razón es dificil. Pero hasta los ciéntificos y estudiosos de la mente, no pueden dar respuesta a este misterio y lo que hacen es enmudecer ante el mismo. No se atreven del todo a desglosar desde dónde la Persona puede llegar a creer esto como una verdad. Porque hay tales dimensiones en el ser humano que no son fáciles de explicar pero no por ello dejan de existir. Está la inteligencia espiritual. Pocos hablan de este tipo de inteligencia. Está la dimensión espiritual que no hace ningún asco a la razón aunque ciertamente no la necesita demasiado.
Pero lo que sí es cierto, es que la Persona que vive esto así no puede celebrar la Navidad como un acontecimiento meramente tradicional donde se come y se bebe y se hacen regalos. Es así porque hay otra verdad mayor.
Y con este espíritu navideño deseo de todo corazó felicitar las fiestas con mis mejores deseos a:
- Todos mis pacientes, que sé que esta navidad va a ser más fácil y positiva. Deciros que gracias por todo lo que me dais. Me quito el sombrero ante todos vosotros y vosotras.
- A mis alumnos de la facultad. Gracias por ser un grupo diferente que me permite hacer una docencia diferente. Gracias por vuestro interés, gracias porque no teneis prisa por acabar las clases. Sois un curso magnifico. Tanto, que acudo al aula con gran ilusión.
- Quiero felicitar las Navidades a mi querida Blanqui. ¿Os acordáis de Blanqui?. Está fántástica. Es fantástica. Blanqui, en su enfermedad, nos ha dado mucho a todos. Nos ha dado una buena lección de fuerza, valentía, entereza, equilibrio, capacidad de sufrimiento, madurez y generosidad.
- Y, quiero también, felicitar a mi buen amigo Kere, un hombre inteligente y bueno, un hombre que ama la vida sin hacer ruido y que siempre está ahí. Kere, tienes todos los motivos del mundo para ser un tío que presume de sus valías y, sin embargo, eres la humildad y sencillez personificada. Esto es ser Navidad. No celebrar Navidad, sino ser Navidad.
Que todos hoy más que nunca consciente de la situación social que tenemos seamos un poco Navidad. Os quiero.
Y, no podía olvidarme de Dioni, que me localizó a través de los medios y que hace muchos años tuvimos una auténtica relación terapéutica. Feliz Navidad Dioni para tí y los tuyos.