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McStone/Pixabay |
Ultimamente, en mis reflexiones acude mucho a mi pensamiento el "ser auténtico". Hay muchas palabras que han dejado de estar presente en nuestro vocabulario. Una de ellas es la autenticidad. Posiblemente comenzaron a dejar de usarse porque nos sonaban a cursis, beatas, pias, carcas, etc.. Esto mismo ha ocurrido con otras como misericordia, compasión o caridad. Quiero reparar en la autenticidad.
La psicología como ciencia del comportamiento humano promueve como base de la personalidad el "ser uno mismo". La búsqueda siempre dificil del sí mismo y, para ello, es imprescindible que el ser humano indague en su verdad de ser, es decir: su ser auténtico, genuino, real, sin máscaras, libre, consciente de su verdad de ser.
Este es el primer principio básico que promulga la psicología para que la persona-sujeto pueda vivir armonizada y, lo que es más importante, feliz. ¿Hay algo mas pleno que sentir que uno es auténtico, que realmente actúa y se manifiesta tal y como es?. ¿No es esto más grande que el "venderse" al mejor postor?. ¿Merece la pena sacrificar nuestra dignidad de ser en pro de un reconocimiento, de un aplauso social, de una imagen o prestigio, de dinero, ...?.
Topar con la verdad de sí mismo es vivir en coherencia, es poder mirar dentro de sí y fuera de sí, es caminar erguido, es reconciliarse con el error, el defecto, es la sinceridad y la genuinidad vivida, en definitiva: es la verdad. Y la verdad es la sanación, es la paz, es la felicidad.
La persona genuina, no engaña, no aparenta, no depende de la imagen, no pretende ser más que nadie, no siente la necesidad de la perfección. La persona genuina ES. Simplemente ES y como tal se muestra. La persona genuina no conoce el miedo porque no tiene nada que esconder.
Retomar la autenticad evitaría grandes males. Tocar fondo en la verdad siempre dispone a las personas a vivir en humildad, a tocar lo mejor de nosotros mismos, es humanizante. Y nuestra sociedad está necesitada de esta verdad, capaz de transformar el corazón humano.
En definitiva, la autenticidad es andar en profundidad, adentrándose en lo que verdaderamente nos hace más hombres y mujeres.