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Garibaldi, Napoli | 2016 |
Creo firmemente en lo que denomino "acto consciente". Es más, considero que el hombre consciente es un hombre salvado. Hay quien entra en un despacho terapéutico con miedo. Le preguntas ¿por qué? y te responde que no sabe lo que va a descubrir de sí mismo. Personas que tienen miedo a desconfigurar la idea de si con la que han aprendido a vivir. Sea verdad o falsa, es lo que creen que les sirve. Lo cual me confirma que uno puede creerse Napoleón pero no es Napoleón y no estoy refiriéndome a episodios psicóticos alucinatorios. Sirva de ejemplo para explicar que en muchas ocasiones la idea de uno mismo no corresponde con la realidad de sí mismo.Y esto hace un gran daño y resta muchas posibilidades de vida a la persona.
En la práctica cotidiana es habitual oír frases tales como: "yo no soy muy inteligente, estudiar no es lo mio", "soy más simple que el mecanismo de un chupete", "las habilidades sociales no son mi fuerte, tengo pocos recursos", ... O, también todo lo contrario. En plan fantasmagórico: "soy maravilloso, super-hábil, capaz de lo que haga falta", "soy el más guapo, el más inteligente, el más de todo, ...".
En el proceso evolutivo de desarrollo la persona va pasando por etapas de crecimiento. Todas ellas son necesarias y convenientes. A un adolescente no se le debe castrar su etapa de fantasía ni de idealismo. Pero tampoco puede pasar a la etapa de juventud quedándose fijado en la anterior. Es necesario diferenciar bien lo que es e implica lo siguiente: el yo ideal, el ideal del yo y el yo real.
El ideal del yo corresponde a la etapa adolescente, donde uno fantasea con ese sueño de ser. No doy bien una patada al balón, pero soy el mejor y seré un gran futbolista.
El yo real es lo que uno verdaderamente es, con lo bueno y no tan bueno, defectos y virtudes, con cualidades positivas y negativas. Y sin miedo a reconocer lo que en verdad es y tiene. El yo real conoce las posibilidades.
El yo ideal, lo que uno desea alcanzar y ser. Pero siempre a partir de lo que es y tiene. El yo ideal debe desarrollarse desde el conocimiento del yo real. La persona no debe renunciar a su yo ideal porque es lo que le mantiene en superación y crecimiento, siempre consciente de donde parte que es lo que es.
Y, a este respecto, quiero manifestar gran admiración y cariño a un joven, ya adulto, que un día empecé a tratar y que en la actualidad sigue conmigo en terapia de mantenimiento y apoyo. No pude reprimir el dolor y las lágrimas el día que me preguntó: ¿por qué he nacido así?. Tiene la inteligencia justa para darse cuenta de su incapacidad intelectual y recursos. Hubo problemas en el parto que le causaron lesiones importantes con serias limitaciones. Serios problemas de aprendizaje, psicomotricidad y tartamudez le impidieron jugar como todos los niños. No pudo escalar árboles ni saltar vallas porque se caía, no pudo aprender a andar en bicicleta ni mucho menos acceder a conducir un coche. Años le costó aceptarse y quererse así mismo. Pero cuando lo pudo hacer se marcó un ideal y llegó muy lejos. Su tesón, su fuerza, su entusiasmo, su amor a la vida.... han hecho que consiga logros increíbles. Hoy es feliz, muy feliz y motivos tiene para ello.
Es un ejemplo claro de superación cuando existe un ideal de ser y un gran ejemplo para todos aquellos que recibieron mucho mejor potencial y no supieron cultivarlo. Lo cual nos confirma lo relativo que puede ser todo.
Sí, el hombre consciente es un hombre salvado.