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Noelia Blázquez | 2015 |
Toda terapeuta está en contacto con el sufrimiento y con el dolor. Y sabemos que el que sufre no puede esperar. El dolor y el sufrimiento son cosas muy diferentes que no conviene confundir. En verdad quien lo padece lo diferencia muy bien. El dolor se puede soportar y sobrellevar; el sufrimiento, no.
El sufrimiento hace que el alma duela tanto que en ocasiones la vida se hace invivible. Muchos suicidios son consecuencia de este sufrimiento. Cuando vivir es insoportable la muerte es la liberación. En una ocasión un paciente que luchaba con todas sus fuerzas por salir de la depresión profunda, donde el sufrimiento le era insoportable, me dijo: Hace años tuve un accidente de coche terrible que me tuvo un mes en la UCI. Me costó mucho salir adelante, pero el sufrimiento que tengo ahora es muchísimo mayor que el que tuve entonces. El Dr. Viktor Emil Frankl, que experimento uno de los mas grandes sufrimientos en el campo de concentración de Auschwitz, nos cuenta que pudo sobrevivir y aguantar porque encontró un sentido al sufrimiento. Pensó que ese sufrimiento le debía servir para algo, que no podía acabar así. Tenía que tener un sentido. Tras su liberación, reflexionó sobre ello y acabó desarrollando la logoterapia o terapia de sentido. Sin embargo no es fácil llegar a este punto, porque la principal caractérista del sufrimiento es la que anula precisamente el sentido de vida. Pero en este capítulo de experiencias IV no es de lo que quiero hablar. Este tema del sufrimiento real, ese que el hombre no elige y sin embargo le viene dado, y del que quiere salir porque es vivir el infierno y no puede, lo dejo para el siguiente capítulo. Hoy quiero hablar de un tipo de sufrimiento muy pero que muy común y que sin darnos cuenta nos lo fomentamos nosotros mismos. Lo llamo sufrimientos inútiles.
Estamos cargados de ellos y sufrimos mucho. Condiciona toda nuestra vida, nos generan infelicidad constante, nos inhiben y paralizan la vida, nos condicionan y atan y los únicos que podemos liberarnos de ellos somos nosotros mismos. El origen de estos sufrimientos inútiles fundamentalmente son lo que denomino como necesidades innecesarias y que son creadas y fomentadas por nosotros mismos. Que como seres humanos somos necesitados, no cabe la menor duda. Tenemos necesidades básicas muy necesarias para la vida y, desde un punto de vista más psicológico, existen tres necesidades importantes y necesarias: la necesidad afectiva, la necesidad de sentido y la necesidad de sentirse alguien. Las únicas que toda persona necesita para una vida realizada, armónica y equilibrada.
Pero nos cargamos de otras muchas innecesarias que originan los sufrimientos inútiles. En mi experiencia profesional no hay un sólo día en el que constate esta realidad. Estas necesidades son:
- La necesidad de reconocimiento y aprobación constante que sumergen a la persona en un vivir dependiente de la imagen. Esa necesidad constante de agradar a todo el mundo .
- La necesidad de constante aplauso social que en múltiples ocasiones nos empujan a vender lo mejor de nosotros mismos.
- La necesidad de perfección. El afán perfeccionista de ser el más inteligente, el más capaz y hábil, el mejor preparado etc... es una causa de sufrimiento inútil grandísimo.
- La necesidad excesiva del otro, o necesidad afectiva que ahoga la autonomía personal y nos mantiene en un apego absurdo que impide nuestra propia madurez y autoderminación.
- La necesidad consumista y materialista que nos engaña y atrapa en la convicción de ser más en la medida de lo que se posee.
Hay tantas necesidades innecesarias como capaces somos de crearlas. En defintiva: desear una vida libre, audeterminativa, con el gran privilegio de sabernos capaces de tener morada propia nos permite caminar hacía lo más dificil pero necesario: "Ser uno mismo".
Amigos mios, un día aprendí que todo es mucho más sencillo y fácil. Gracias a todos por existir.
Os brindo este video que os gustará. Os ayudará a poner "copita de poesía a la vida".