lunes, 28 de julio de 2014

Comentario sobre el curso impartido en junio

Marisma Joyel | Isla, Cantabria
Ya comenté que impartía un curso en junio. El tema era fuerte, interesante, significativo, expectante. Y la verdad es que salió maravilloso.

Lo primero que tengo que decir es: gracias, de verdad; miles de gracias a todos los que participasteis del mismo. Un grupo excelente. Eso hace que las cosas salgan bien. La participacion de los cursillistas fue de sobresaliente. Todos disfrutamos del encuentro humano que fue enriquecedor. Siempre es sanador encontrarse con personas que empatizan con nosotros, que se toman en serio la relación humana, que enriquecen al otro y que tienen sentido del humor. Esto y mucho más tuvimos en el curso.

Tan interesante o más que las horas de trabajo: exposiciones, trabajo en grupo y personal fueron las tertulias de las sobremesas con el pacharán, el vinito y las galletas de Francés que tan amablemente compartió con nosotros y que nos trajo de su lugar natal.

Y creo que también fueron muy enriquecedoras las practicas al aire libre. Todos observando la naturaleza y fusionando con ella, conscientes de la brisa, del aroma, de la alfombra maravillosa que es la verde hierba. Tomando la gran energia de los árboles, saboreando el silencio del paseo y escuchando los múltiples sonidos de la naturaleza. Y, como no, también hay que mencionar nuestras despedidas nocturnas alrededor del gran árbol del jardin de la casa, mirando las estrellas y saboreando el silencio de la noche.

No nos olvidemos de rememorar la belleza del lugar. La casa está situada en lugar idílico. Es bella, con vistas impresionantes. En Ayete, Villa Puio, Donosti. Esto ayudó mucho. En estos encuentros es importantísimo que el contexto facilite. Y lo conseguimos con la belleza del lugar y sus vistas. Todos volvimos con buen sabor, contentos y felices. Y creo que muy unidos.

Algunas cosas que se dijeron en el curso hacen referencia a nuestra intención de conocernos un poco más, de compartir nuestra forma de ser, de cómo funcionamos, de comprender lo que vivimos...; en definitiva, del deseo y la necesidad de hallar alguna respuesta de las muchas que se hace el ser humano sobre nosotros mismos y los demás. La mente humana siempre es la gran desconocida y a menudo se la teme.

Una de las cuestiones centrales estaba sustentada por algunos estudios realizados con personas terminales - aunque conscientes de que su vida llegaba al final - que presentaban diversas reflexiones acerca de su vida y de cómo se lamentaban de cuestiones como éstas:
  • No haber vivido de acuerdo a uno mismo
  • No haber expresado más sus sentimientos y opiniones, es decir haber callado demsasiado
  • No haber tenido más contacto con sus amigos y familiares, no haber aprovechado más la amistad y al otro en general
  • No haber sido fiel a sí mismo. Es decir más preocupados de responder a las expectativas externas que a uno mismo.
De ahí, viendo que parece ser dificil vivir más feliz, que parece dificultoso ser plenamente uno mismo se pasó a reflexionar sobre ese misterio maravilloso y sofisticado que es la mente humana.

Llegamos a concluir que no estamos tan determinados, que la mente humana puede cambiar, y que este cambio sólo y exclusivamente depende de nosotros. Sí, podemos incidir en la mente, no sólo la mente incide en nosotros.

Si algo es el ser humano es la posibilidad de posibilidad. Esta definición abre la esperanza al cambio y la evolución personal. Pero no es una definición hecha como mera opinión. Esta fundamentada en la investigación y en la verdad científica de lo que supone e implica ser persona. Lo que ocurre es que esta realidad no se educa o se hace poco y no se enseña a ponerla en práctica.

Se insistió mucho en la importancia de leer bien la propia historia. La mente es tramposa y todos tenemos recuerdos distorsionados, incluso falsos que la mente a veces necesita para que encaje el argumento, a la mente no le importa que sean verdaderos y reales, le importa que encaje. La responsabilidad de la verdad es totalmente nuestra. Porque uno puede creerse lo que quiera, pero esto no es lo que se es. Uno se puede creer que es otra persona pero no lo es y sin embargo las consecuencias son muy nocivas.

Y así fue desarrollando el curso, fuimos aproximándonos a un mayor conocimiento de nuestra mente, de su gran riqueza y sofistificación, pero también supimos lo tramposa que puede llegar a ser.

Creo que todos nos enriquecemos de todo esto y nos fuimos contentos por múltiples razones pero una fundamental fue que nos fuimos más libres, más ligeros de equipaje.