![]() |
Arribes del Duero | 2011 |
A lo largo de mi ejercicio profesional he hecho miles de veces la siguiente pregunta: ¿qué deseas en la vida?. No ha habido un sólo ser humano, una sola persona, que lo primero que haya respondido no sea: "quiero ser feliz". Y, a partir de aquí, comienzan a describir otras aspiraciones de carácter profesional, familiar, relacional, etc., que pueden estar relacionadas con el deseo de felicidad pero que no necesariamente se vinculan con la felicidad.
Así es, la respuesta es inmediata a la pregunta: ser feliz.
Esto hace pensar que parece que estamos llamados a vivir plena y felizmente. Ahora bien habría que aclarar lo que uno necesita para ser feliz. Pero intuyo por la forma de responder que cuando se dice quiero ser feliz se piensa en no tener sufrimiento, que no se produzca nada anómalo que altere el estar bien, contento y feliz. Se aspira y desea el ser feliz, no se concreta a priori lo que se necesita para ser feliz. La felicidad aparece como independiente de lo que se posea o consiga. Es decir: independientemente de lo que se pueda llegar a ser o tener, lo que se quiere por encima de todo es ser feliz. Se busca y se añora la felicidad. ¿Se puede realmente definir la felicidad?, ¿se necesita algo especial para ser feliz?. Yo utilizo a diario mucho la expresión: sé feliz.
Cuando mis hijas eran pequeñitas, las llevaba todas las mañanas al colegio. Esta etapa fue preciosa. Cantábamos en el coche y les hacia contemplar el cielo. sobre todo cuando estaba despejado y el cielo estaba lindo de verdad. Les decía mirad: hoy el cielo nos envía una señal y quiere decir que hoy seáis muy felices en el colegio. Esto se repetía con frecuencia. Así de contentas entraban en el cole, ya desde sus 3 añitos. Pero mis hijas pronto entendieron que en ese deseo incluía lo bueno que aconteciera y las dificultades también y con todo ser feliz.
La tradición latina habla de felicitas y beatitude. En Alemania, por ejemplo, se distingue entre "ser feliz" y "ser bien aventurado". Me gusta esta distinción. Porque ser feliz a mi modo de ver no es un mero nivel de gratificación en general con uno mismo y con la vida, ser feliz no es sólo satisfacer necesidades. Es eso, pero mucho mas.
La felicidad la alcanza de verdad quien ha sabido tomar la realidad de la vida y ha aprendido a leerla de otra manera. En esta lectura aprendió a saborearla y olerla de forma diferente. El agri-dulce es un sabor y con un olor también agradable.
La felicidad implica la libertad de ser. Implica eliminar todo deseo y alcanzarlo todo porque no se ha deseado, implica saber poner "una copita de poesía" a la vida, a la realidad. Implica esperar contra toda esperanza. Implica quietud, paz interior, estabilidad emocional y deseo de vida. La felicidad implica y demanda la reconciliación con todo y consigo mismo.
Para ser feliz es conveniente cultivar:
- Abrirse a la vida, a la que tú haces y a la vida que te hace.
- No tengas miedo. El miedo es una ideación pero no es real. No temas a tu mente. Conócela.
- El fracaso, la frustración o el desengaño afectivo, ni las carencias pueden determinar tu vida.
- Si creíste en el amor, sigue amando, no te pares, no seas gato escaldado.
- No te recuerdes tanto lo mal que estás, o las contrariedades de la vida. Sé paciente, el viento volverá a soplar a tu favor.
- Aprende con tu propia experiencia a sacar lo verdaderamente esencial de la vida y practicalo. No pierdas el tiempo ni tu energía en aquello que no merece la pena.
- No se te olvide nunca ser tú mismo. Y no dejes que la vida te arrebate lo mejor de ti mismo.
- Con esto y con mucho más , empezarás a saborear la auténtica felicidad.
Un saludo muy cordial a mis queridos lectores y lectoras. Gracias