domingo, 23 de febrero de 2014

La soledad no elegida

Bariloche | 2006
 Existen unas realidades que denomino como "cuestiones existenciales de fondo". Estas son: la enfermedad, la limitación humana, la muerte, el desgarro afectivo, la soledad.

En ocasiones estas realidades existenciales hacen que "duela el alma". Sí, el alma duele y duele tanto a veces que no se puede soportar. Esto lo saben muy bien muchos de mis pacientes a los que he tenido el priviligio de acompañar en el proceso de sufrimiento. La expresión "duele el alma" la he aprendido de quien han padecido dicho sufrimiento. Es impensable que el alma pueda doler pero es verdad, el dolor nace de lo mas profundo del ser, nace de las entrañas y es agonizante. Por eso se puede decir: ¿qué sabe el que no ha sufrido?.

Hoy, a petición de una gran mujer a la que quiero mucho voy a hablar de la soledad no elegida. La soledad no elegida es la causante de que haya personas que creen que no son dignas de ser amadas, tenidas en cuenta o deseadas.

Desde que nacemos hasta que morimos buscamos al otro como medio de realización y complementación a nuestro ser. Nos pasamos media vida buscando ser amados, aceptados, reconocidos, tenidos en cuenta. Todo ello, de alguna manera, nos dice que no nacimos para estar sólos, que somos seres necesitados del otro. Y verdad es, que no hay nada mas gratificante, pleno y satisfactorio que el encuentro humano, la libertad de ser uno mismo en el otro. Nadie puede vivir sólo, todos necesitamos del otro. La autonomia personal también es limitada.

Pero, cuando la persona esta en plenas facultades no teme tanto esta soledad porque de alguna manera mira al futuro con esperanza y su deseo del otro no tiene las connotaciones del no valerse por sí misma. Esta realidad se va dando cuando la persona comienza a tener una edad determinada, cuando las fuerzas disminuyen y los años comienzan a tener su peso y generar sus goteras. Es en esta etapa cuando además se puede llegar a percibir o experimentar que ya no le importas a nadie. Este es el sentimiento de muchas personas mayores: "nosotros los viejos, - dicen - no interesamos a nadie".

Pués bien. No puedo abordar en un pequeño escrito todas las situaciones de esta soledad no elegida, pero sí puedo decir que nadie está sólo mientras tenga una soledad compartida. Esto viene a decir que sí puede ser que experimentemos que ya no se cuenta tanto con nosotros, que muchos se fueron y a otros no les interesamos. Pero debemos considerar que tu soledad compartida es sentir la presencia interior de todo lo bueno que hiciste, de lo mucho que amaste, de las muchas personas que ocuparon un lugar importante en tu vida, de tu propia compañia, de tu saber ser y hacer, de tu deseo de vida, de tus ganas de seguir amando, de tu propia reconciliacion con todo y con todos, de tu propia verdad. En definitiva la soledad compartida con todo lo que eres y tienes te moverán a seguir viva, activa, esperanzada, abierta al otro, al deso de comunicación. Porque llegar a salir de uno mismo para abrirse a la relación - comunicación te mantiene en el espíritu activo y con el deseo de seguir viviendo cada momento de la vida. Tengamos en cuenta que sólo existe el presente y en la medida en que se vive este presente hay un futuro. El pasado fue, se vivió y sirve para mantener nuestra identidad en la historia. Porque nadie hay sin historia, el pasado es eso: vida vivida, ahora toca el presente. Así que lo que puede hacerse es que esa soledad no elegida no ahogue "al alma hasta dolerle". Esto es, vivir intensamente cada momento, por pequeño que sea, y abiertos a la vida, viviendo más hacia fuera que enrocados en nosotros mismos. En definitiva: desplegarse, desinstalarse, lanzarse.

Y sin dejar de recordar que, a veces, la soledad elegida nos mete en un camino muy angosto pero con la esperanza de que al final hay un frondoso jardín. No hay que temer, el miedo nos hace muy débiles e inseguros y además el miedo no existe, es una ideación.

Pensemos que, en definitiva, el reto de la vida en cuestiones existenciales siempre nos conduce a hacer de "la caida, vuelo".