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Mi muy querida B. Esta pequeña reflexión va dedicada a tí. Espero transmitirte lo que de verdad siento, pienso y deseo. Hay vivencias, experiencias, sentimientos que son muy díficiles de expresar con palabras. Además la palabra escrita difiere mucho de la verbal.
Quisiera que mis palabras fueran fuerza, aliento y vida. Quisiera que sonaran en tí con alegría, ilusión y entusiasmo porque todo lo que te voy a decir es verdad. Responde a lo que en lo más profundo de mí siento y pienso.
Un día llegaste a mi vida, y entraste por la puerta grande. Como se debe entrar . Ya entonces te califiqué no con un 10 sino con un 11. Es la mujer 11 dije, así eres mi querida B. Los rasgos que más te definen en personalidad son: mujer sencilla, culta, inteligente, libre, responsable y trabajadora. Con la experiencia de vida suficiente como para ser ella misma, sin necesidad de salvar ninguna imagen. Una mujer fuerte, luchadora, positiva. Que evidentemente tiene sus manías, sólo faltaba! - tener pequeñas manías es un derecho.
Tú te las permites con la consciencia del que ha conseguido entender que la vida no está hecha para depender de dimes y diretes y, lo que es más importante, quien ha descubierto que lo esencial es lo único que merece la pena. Tú mi querida B no te pierdes en lo accidental, lo dejas pasar sin más.
Tu vida cursaba y fluía con consciencia serena, siempre mirando hacia adelante. Y, como a veces ocurre en la vida, sin que uno lo espere y sin que lo note, la enfermedad llama a tu puerta y resulta que ésta también entra por la puerta grande. ¿Y, sabes por qué?, porque tú la has dejado entrar. No has huido, ni te has desmoronado, sino que has dicho: adelante, yo soy valiente y ya que has entrado te acepto y lucharé contigo y haremos que te conviertas en salud.
Estás acabando las sesiones de quimio, ya has pasado una batalla y la has vencido con creces.
Te doy las gracias porque estar contigo y acompañarte en todo este proceso doloroso es un enriquecimiento para mí. Tu talante, tu fuerza, tu positividad es un ejemplo para mí y creo que para todos los que te conocen.
Mi querida B, cuando la vida nos pone en situaciones límites es cuando tenemos la oportunidad de parar, porque estas situaciones nos mueven de arriba abajo. Nos mueven por dentro. Toda la vida se presenta en nuestra mente. Lo puramente existencial se hace manifiesto: lo pequeños y frágiles que somos, lo limitada que es la vida, las contradicciones que tiene y tenemos, lo bueno y lo menos bueno vivido. Es inevitable preguntarse sobre el sentido de la misma, así como es inevitable leer la propia historia.
Pero qué verdad es que toda situación límite nos despierta lo mejor de nosotros mismo. En definitiva, si se sabe enfocar -y tú lo haces- descubres que son nuevas experiencias que también nos enriquecen y nos brindan aspectos que de otra manera no viviríamos. Hay una parte muy positiva en la enfermedad y sé que tú la ves. Te das cuenta que en verdad no estamos solos y valoramos mucho más esa fuerza que nos dan los que nos rodean. Tomamos conciencia más que nunca de que si existe un yo es porque hay un tú.
Cada pequeño gesto, afecto, detalle, palabra, ..., es sanadora; porque aporta la luz, la compañía y el amor que necesitamos para vivir la lucha. Lo pequeño es lo grande. Siempre lo supimos, ahora se degusta más conscientemente.
Querida B. Tú estás muy reconciliada con la impotencia, por eso puedes soñar y esperar lo que quieras. Posees el equilibrio del reconciliado con la limitación. La aceptación siempre es el gran milagro de la vida. Ahí te hayas tú. Y por eso eres feliz en el sufrimiento y en el dolor. Sí, mi querida B, estás viviendo el amor en su máximo esplendor. Esto te permite gozar y disfrutar de cada instante sabiamente.
Quiero que seas consciente y te gratifiques de algo muy importante que observo en tí: la capacidad que tienes de afrontar la enfermedad creativa y creadoramente.
Lo siento mi querida B. No puedo acabar este escrito sin llamarte por tu nombre. Eres mi hija putativa, mi querida Blanqui. Te quiero tanto, os quiero tanto, que el esfuerzo se convierte en amor y al final ya no exite el esfuerzo, sino sólo el amor.
Pronto tenemos la última sesión de quimio. Ahí estaremos, hablaremos, reiremos y torearemos con buena cintura los efectos demoledores del veneno sanador.
Hasta pronto mi querida Blanqui.
Zorionak.