lunes, 11 de marzo de 2013

Vivir una vejez plena

"Pliegues" / Laurentina, 1984
El otro día una de mis alumnas de la facultad me comentó que su hermana (Trabajadora Social) leía mi blog y que imprimía el escrito para llevárselo a su grupo de personas mayores y tratarlo con ellos. La verdad es que me dio una bonita alegría y desde estas nuevas líneas les doy las gracias.

Una de mis actividades profesionales consiste precisamente en atender a personas mayores con problemas neurológicos. Desarrollo con ellos un programa personalizado de estimulación psiconeurológica.

La experiencia es preciosa. Mi grupo de personas mayores, todos con importantes limitaciones físicas y mentales, evolucionan y progresan; y, lo que es más: son felices, interactúan, responden y cada día se sienten más plenos.

No es fácil encontrar sentido a una etapa de la vida donde el deterioro y la enfermedad se manifiestan de forma determinante. Pero tan cierto es que de la limitación se puede hacer nueva posibilidad creadora de vida. Yo les insisto mucho que estar limitado no es estar acabado. Y que la vida tiene que ser vivida hasta el final. Pero vivir es eso: "vivir", no vegetar. Vivir plenamente significa tener una actitud abierta, positiva, agradecida, receptiva, creadora, etc..

La vejez siempre se ha definido como esa etapa de la vida donde se dan una serie de cambios físicos y psíquicos en declive que demandan respuestas adaptativas. Pero la tercera edad no sólo consiste en adaptarse a las deficiencias de la misma sino que además es saber descubrir y sobre todo saber gestionar los hallazgos de ésta etapa de forma creadora, lo nuevo que esta etapa presenta.

Dejemos entonces de tener miedo a envejecer. Pasemos a afrontar la vida en todas sus etapas con actitud plena, agradecida, con la esperanza del que ha vivido mucho y por tanto ha sabido encontrar la sabiduría  que está siempre por encima del conocimiento.

Para vivir con plenitud esta etapa hay que romper espejos y dejar de añorar la persona que un día fui  Y pasar a ser hoy, el que soy, el que se es. Entonces, es cuando lo "nuevo" aparece. ¿Sabe acaso alguien dónde pueden estar las experiencias más importantes de su vida?. ¿Por qué no en la enfermedad, en la limitación, en el dolor, en la decadencia, en el final de la vida?.

Lo que si puedo asegurar por mi experiencia es que la persona mantiene siempre algo de su identidad y su esencia en situaciones importantes de deterioro. Aún en las demencias siempre hay partes del yo que se mantienen vivas. Y esto es apasionante. Hace pensar mucho en el misterio maravilloso que somos.

Dedico este sencillo escrito a  las personas que he mencionado al  comienzo de escrito y les animo a seguir manteniendo una vida plena. Gracias por ello.