Que no suene a justificación por favor. Pero todos estos meses han sido muy muy intensos. La pandemia nos ha traído mucho dolor, muchos dramas y sigue ahí.
Pero hoy quiero especialmente abrir de nuevo el blog dedicándoselo a mi querido HORTELANO, mi novio (entenderéis enseguida lo que quiero decir con mi novio, no se tome literalmente, pues es mucho más bonito).
La muerte llamó a la puerta y entró en una familia a la que yo amo profundamente. Primero se nos va, Joxeba, mi yogurcito. Muy duro. Hace exactamente un año que le diagnosticaron un tumor y justo al año, fallece. Siempre es duro que se nos vaya alguien que amamos, aunque todos sabemos que la muerte forma parte de la vida, pero el corazón se resiste a soltar a quien amamos y como dice Rosa Montero en su libro no nos entra esa idea tan ridícula de no volverte ver.
Pero todos los corazones no son lo mismo. Hay quien ama tanto que su corazón no aguanta. ¿Realmente se puede morir de amor?. No, no mata el amor, matan otras cosas. Pero a veces, la pena, la tensión, el agotamiento, el sinsentido, el peso de la vida, el impacto emocional, el debilitamiento de los años y un gran etc... hacen que un corazón cansado, tocado, débil por del devenir de la vida, diga basta. Y es que la vida no perdona, no respeta situaciones, edades etc... la vida no pregunta si te viene mal o bien, si podrás aguantar o no si lo quieres o no lo quieres. La vida acontece y sigue su curso ajena a lo que deseas y esperas. Unas veces te sorprende positivamente y parece que te regala todo lo bueno y otras te sacude sin piedad.
Mi hortelano, mi novio fue enterrado este sábado día 29 de Agosto, pero es que el lunes 24 fue su hijo Joxeba. El hortelano, hombre de 86 años, lúcido y despierto como el búho se disponía a coger una azada para iniciar el hueco donde se enterrarían las cenizas de su hijo que precisamente sería el sábado con una pequeña reunión familiar. Él, hombre creativo, dispuso todo, el árbol, la rosa que iría enroscada en el árbol,.... y es allí, donde tenía que ser, el hortelano cae desplomado, ... fulminantemente!.
En el funeral de su hijo estuvo como un campeón, lo que él era. Ninguna otra adversidad de la vida pudo con él y creedme que tuvo muy gordas. Tendría que ser así, seguro que sí. Pero cuesta aceptarlo.
Cuesta asumir dos pérdidas tan importantes a la vez. En cinco días enterramos a los dos. Cuesta esa ridícula idea de no volverlos a ver.
Habrá miles de personas que han vivido esta situación y seguramente otras mucho más injustas a nuestro entender.
Hoy quiero rendir este homenaje al hortelano. Dedicado a todos los que sabéis de lo que hablo porque lo habéis padecido.
El hortelano, nunca perdió el humor, ni siquiera en el dolor. lo último que me dijo al despedirme en el funeral de su hijo fue: desde que no te mando tomates ya no me haces caso.... no te olvides de venir a visitarnos porque así lo nuestro no tiene futuro. Su despedida quiso ser como siempre; con su tono inteligente humorístico, con su rapidez de respuesta. Tenía la inteligencia del que no ha estudiado pero que sabe más que nadie. A través de la contemplación de la naturaleza deducía e intuía el misterio de la vida. Si llegáramos a comprender todas las preguntas que nos hacemos acerca de ser y existir nos volveríamos locos, decía mi hortelano. Detrás de todo lo que observamos hay mucho misterio, el hombre no puede con ello. La vida es una constante novedad.
Querido Hortelano: no me hago a la idea de no volverte ver pero lo que sí sé es que no te olvidaré y así de alguna manera sé que sigues viviendo.
Descansa en paz junto a tu querido hijo que tampoco olvidaremos. Y créeme, lo nuestro tiene mucho futuro porque seguiré amándote y amando a los tuyos.
Fdo:
La guapa de Vitoria (así me llamas y me seguirás llamando, y me cuidaré muy mucho de seguir siendo guapa para ti)